El poeta sabe muy bien
que la palabra es milagro
la palabra nombra
como en el mundo de los sueños
él sabe que cada una es un mundo
con ciudades y quimeras
avenidas rotas y pálidas
almas invictas
y sabe que aquella vieja utopía
(no será mejor escribir esperanza)
de tocar el cielo con las puntas de los dedos
sólo es posible con el extremo de las palabras
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