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ME LLAMO PEDRO CONRADO CUDRIZ y Mis complacencias por la gratuidad del gesto que te permite acceder a mi blog. Bienvenido a mi mundo espiritual y a esta suerte de salvamento existencial, que es una extensión de mi alma vertida en libros, Cd, y opiniones periodísticas semanales.

domingo, 23 de mayo de 2010

POR LA BENDITA ESPERANZA


Nos han hecho creer que no hay esperanzas, que este país no es viable; sin embargo, a los inventores de estas falacias, se les olvida que la juventud entre la adversidad vivida, siempre tiene esperanzas, y es la misma esperanza de todos los hombres en todas las épocas de crisis. La esperanza de los abuelos, la de los padres y los hijos, y siempre la esperanza, palpitante, solitaria o acompañada.

Sí, lo sé muy bien, existen dificultades serias, y son las mismas dificultades de siempre y de todos los hombres, unas más poderosas y terribles que otras, pero al fin y al cabo dificultades: las chuzadas, el terrorismo de estado, la corrupción, la violencia o la guerra a cuentagotas, la pobreza y la miseria generalizada, el hambre, la violencia contra los niños, la limitación de los salarios, el cinismo de los que gobiernan, el campo sin solución a la vista, la imposibilidad de los jóvenes de ingresar a la universidad; en fin, la sensación de vivir en el peor momento de la historia humana. Sí, es cierto, pero estas no son todas las razones absolutas para desanimarnos, porque las demás, aunque descorazonadas nos alientan a subvertirlas. La razón, el hombre siempre ha buscado entre la oscuridad, la luz y esto ya es suficiente para la esperanza.
Cuando se es joven, no es sólo el vigor de la edad, es también el reto de la lucha. En este país, han existido hombres y mujeres que han entregado sus vidas para que nosotros, de alguna manera, gocemos de las comodidades de la modernidad. Sin ir muy lejos, Bolívar, José Antequera, Bernardo Jaramillo, Carlos Pizarro, Luís Carlos Galán Sarmiento y el mismo Álvaro Gómez Hurtado entre otros. Con la mayoría de ellos la historia ha sido desagradecida. Ellos intentaron subvertir la oscuridad y sólo Bolívar alcanzó una parte de sus sueños, porque la Pléyada de hombres que recientemente lo intentaron, murieron obligados por las balas del crimen histórico. En esta lucha sin cuartel contra la corrupción del estado nuestro, ha muerto medio mundo de colombianos inocentes.

La lección histórica es que no debemos desanimarnos, aunque la mentira y la corrupción nos sigan asombrando. La verdad algún día, con la ayuda de todos, triunfará a pesar de sus reconocidos opositores. Y la gran ayuda son los jóvenes que han logrado despertar de la luz hipnótica de los medios y la cultura de masas; de este sistema diabólico de la clientela, que los ha esclavizado con la dependencia de la burocracia estúpida del viejo bipartidismo. Hoy se han rebelado y le apuestan a la legalidad, después de vivir hartos de las miserias del poder de estado.

Así que la esperanza vuelve aparecer y todo lo que hagan para alcanzar el cielo de la buena fe, la confianza en un mundo mejor, tiene que ir acompañado de la entrega total de todos ustedes a la misión de salvar el mundo; esa es la pasión salvadora, sin ella será imposible transformarnos en verdaderos seres humanos, en seres transcentes, sin egoísmos, superando la egolatría y la estupidez de los abuelos y los padres patriarcas.

El partido verde y el Polo pueden ser el lugar aquel que andaban buscando los jóvenes, la gran oportunidad para creer en los demás, el equipo para transformar la existencia mediocre nuestra, el espacio para construir liderazgos humanizados. Ayer la esperanza estaba oculta en el dolor y el sufrimiento de la nación, hoy resurge del mismo dolor y del mismo sufrimiento, pero alegre y vital y en la piel de los jóvenes de Colombia. Estamos bajo las banderas de otra historia. ¡Bienvenidos!

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