BIENVENIDOS

ME LLAMO PEDRO CONRADO CUDRIZ y Mis complacencias por la gratuidad del gesto que te permite acceder a mi blog. Bienvenido a mi mundo espiritual y a esta suerte de salvamento existencial, que es una extensión de mi alma vertida en libros, Cd, y opiniones periodísticas semanales.

jueves, 30 de diciembre de 2010

Fragilidad, poema in memoria





El dolor viene
Del centro de la tierra
Y del repetido odio de Dios,
Del oscuro plasma de lo inhumano
De lo innombrable
Chasquido que tiene origen en la rebeldía
O en la inocencia de la tarde
Sin embargo somos tan frágiles
Para el poderoso odio de Dios.

A Lizandro Jr. in memoriam

martes, 28 de diciembre de 2010

Historia de un desastre que no ocurrió




Cada uno de nosotros lleva un diario en su memoria de los acontecimientos que graciosa o dramáticamente le han ocurrido en su corta vida: por ejemplo, en aquella ocasión cuando nos resbalamos en la calle, mientras la procesión del viernes santo estaba en la mejor de las ocasiones; o cuando desperdiciamos el penalti que definía el ganador del partido del barrio; o cuando la prótesis dental no aguantó las exigencias de la faena comensal del fin de año empresarial. Son tantos los eventos para las fotografías de la eternidad, que los olvidamos, y sólo la fuerza de la tragedia o la rememoración de otros eventos, los regresan otra vez a la memoria para ser evocados como recuerdos gratos de lo posible o lo imposible.

Así funciona la vida de uno. Lástima que no exista un diario escrito para el registro de cada evento, incluso para registrar los momentos, los grandes momentos estúpidos de uno, como aquel que logre presentar y pasear en Palmar de Varela, en una fiesta de corraleja, perseguido por la bravura de un toro de feria, hasta que logré asirme al tablado que hacía de corraleja y salvarme de la bestia estúpida que era yo. Seguramente era un adolescente, pero esto no me salvaba de nada, ni siquiera de la aventura de la vida y la muerte.

Y así son todas las cosas que nos salvan, no nos ocurren, aunque salgamos maltrechos, sin ojos, o sin una pierna. Algunas veces salimos intactus, puros del accidente, como me acabó de ocurrir el 27 de diciembre del 2010, en el autobús que viajaba de Santo Tomás a Barranquilla. Era un viaje de rutina; lo estoy realizando desde que tengo uso de razón, y la razón, la mía, aunque sostenida en su base de hierro, ha variado de lógicas, restas y sumas, en el arte mágico de inferir el tiempo. Por lo tanto, confiamos mucho en la rutina y jamás pensamos en que se va a descarrilar. Y lo hace a espaldas nuestras, como una sorpresa gigante, como una montaña.

Me embarque en Santo Tomás, después de esperar impaciente un taxi. La rutina tenía el mismo rostro de todos los días: el libro en las manos, la mochila, el bolígrafo y mi afán de lectura mientras la máquina de hierro emprendía viaje aferrada al pavimento. Nada hacía predecible el accidente. En Sabanagrande, una mujer joven, hermosa, quien se ubicó primero en las primeras bancas del autobús, arrepentida, terminó luego a mi lado, mientras neceaba inútilmente un teléfono móvil. Lo único raro era su nerviosismo, pero luego se calmó.

Yo quise pensar en otras cosas, disociarme del libro y de la hermosa mujer vecina, no pensar, achicar la mente, reducir el pensamiento… sin embargo, ocurrió lo impensable: ¡Plum¡ el mundo se reventó en nuestras propias narices: ¡Ay, no, Dios mío¡ no, se oyó una voz colectiva, y el autobús se estrelló contra el poste. Borrosamente observé visajes, sangre, alguien pegado al timón del autobús, gente corriendo, acercándose…

Pero antes quisiera contar el vértigo de la montaña rusa, el instante en el que al autobús comienza a bajar la pendiente que surge de la carretera; se siente el mismo vértigo de la montaña rusa y uno se siente perdido, a la deriva, sin rumbo y con el único destino posible: la muerte. Y sin embargo, (luego) te das cuenta, que todo es una broma de la vida, o de la muerte, y te encuentras ileso, sin contusiones ni heridas de ninguna clase. Milagro. Pero no del tipo mítico, sino del tipo de las casualidades y las circunstancias: Estaba en el lugar perfecto para eludir la tragedia: en los últimos puestos.

Todo era confusión, entré en pánico y bajé rápido del autobús, de pronto observé la sangre en el rostro delicado de la mujer que me acompañaba en mi asiento y me llevé la mano al bolsillo buscando el pañuelo, pero quería huir del lugar y una fuerza superior a mis energías me expulsó de aquel drama y me alejé en otro autobús hacía la ciudad de Barranquilla. Sólo a las 4 de la tarde de aquel mismo día, me percate que había olvidado la mayoría de los nombres de las personas que viajaban conmigo el 27 de diciembre. Misteriosamente la mente había preservado para otro tiempo los recuerdos, quizá buscando curar la herida del trauma del impacto del accidente. La mente tiene su historia, pero también tiene una manera de contar lo que nos pasa, y cuando lo hace, simplemente lo hace para liberarse.

domingo, 26 de diciembre de 2010

EL PAPA NOEL COMERCIAL






La presencia de Papá Noel en el Centro Comercial, mientras los papás hacen las compras de los juguetes a sus hijos, mata la entrega de la donación o la relación afectiva que se establece entre el niño y su progenitor, porque la imagen romántica del Niño Dios y la gratuidad de los regalos se corrompe en la compra de la ola comercial de la navidad. El invento del Niño Dios resultó inmanejable en la era de la cultura del consumo global, que ha perturbado todas las relaciones, incluyendo las familiares.

El problema es porque confundimos las relaciones humanas sociales con las relaciones de mercado, marcadas por las leyes del dinero. En las relaciones sociales, priman otros factores distintos a los del mercado. Los genéticos, los familiares, la crianza, entre otros.
La mentalidad de los niños de hoy es diferente a la mentalidad de los infantes de los años sesenta, lo que quiere decir, que por estar bajo la influencia temprana de la tecnología masiva (televisión, internet, teléfono móvil) la evolución de su cerebro es superior en varios años al cerebro de los que nacimos en los años cincuenta. Por lo tanto, estos niños han perdido la inocencia de la edad y son difíciles de “manipular” con ideas míticas como la del Niño Dios. Su evolución y desarrollo afectivo tiene que ser coherente con propuestas más humanísticas y menos comerciales o más prácticas.

Algunos dirán que la compra de los juguetes es como la compra de la ropa, detrás de la que hay cosas claras, sin descartar la carga de los afectos y los sacrificios en el reparto de las sumas de dineros por hijos; otros dirán que estamos hablando del espíritu de la navidad y de la necesidad de preservarla, para lo cual hay que hacer los esfuerzos justos para no perder la costumbre.
Creo que estamos cruzando una línea delgada entre el pasado y el futuro, en el que la vida comercial será una especie de templo religioso que validará a Papá Noel como el nuevo Niño Dios de los infantes para la entrega de los regalos.

sábado, 25 de diciembre de 2010

EL NIÑO DIOS





Recuerdo, o imaginaba, que el Niño Dios se filtraba por uno de los huecos del calado del ala derecha de las casas, en forma de pajarito, movía su cabecita de izquierda a derecha y luego volaba al interior de la vivienda buscando niños, con las cartas que días y meses atrás estos mismos infantes, le habían enviando con sus largas solicitudes de sueños y juguetes. Todos en casa dormíamos en el sueño del 24 y la madrugada del 25 de diciembre, que Él aprovechaba para descender y acoplarse a la oscuridad del lugar, hasta que daba con el niño o la niña precisa, y con los mayores cuidados descargaba la carga del o los juguetes y los colocaba al lado o debajo de la cama.


Nadie sabía cómo ocurría este milagro ni estábamos interesados en develarlo, sólo sabíamos que era un bálsamo en medio de la pesadez y el desastre del minuto diario y del mundo.

Sé que había inconformidades, pero no era precisamente con el Niño Dios, quien nos alimentaba de fe y de esperanza la existencia. Aquellos inconformes con la juguetería, en el barullo de los juegos, la suplantaban por el intercambio de juguetes, la interlocución y las relaciones con los demás niños. Al cabo de cierto tiempo, todo era olvido y la vida recuperaba otra vez la dulzura y la dureza del vivir, y el Niño Dios, se ocultaba en la memoria o aparecía, cuando aparecía toda la parafernalia de la juguetería entre la malla de la vida de los niños.

En estos días de desastres naturales, el Niño Dios volverá aparecer otra vez en los albergues, quizá transmutado en pajarito u otra animalito, o quizá en la figura humana de algún ser humanitario, tocado por Dios o por otro dios, o por otro ser, o por otros sentimientos humanizados, para volver a tocar por enésima vez la esperanza y la fe en la vida.
El Niño Dios es tan justo hoy para los niños, como mañana es justo el regreso de las gentes del sur a sus lugares de orígenes. El Niño Dios es para la mente de un niño no un mundo de misterios, sino la apertura a un mundo de felicidades únicas y eternas. Ojalá no nos alcancen los días para hacer feliz los niños todos los días de esta vida altanera.

miércoles, 15 de diciembre de 2010

La extraña costumbre de los hombres de tocarse o cogerse el culo entre ellos



No hay referencias públicas de este tipo de actos entre las mujeres y los que uno logra observa entre ellas son abrazos y besos, pero incomparables con los hechos grotescos de los hombres de tocarse los culos, que son a la larga posturas agresivas y hasta ofensivas, a pesar de los rituales de los juegos, porque ni el cuerpo de los hombres escapa al lugar que las agresiones sexuales machistas le trazan a las relaciones de los juegos.

La naturaleza del macho siempre se impondrá, aún contra la voluntad del compañero de juego, que es una ficha de las relaciones de poder. Es decir, las relaciones son unas maneras de seguir demostrando, y demostrándose así mismo, su poder sexual y su liderazgo entre el grupo de sus pares.

Esta conducta machista la aprendió de los adultos mayores, observándolos e imitándolos en los espacios donde había que hacerlo, primero en la escuela, luego en la calle y después en el trabajo.
En la escuela para marcar territorio: que los demás sepan dónde no deben pisar: señalan los homosexuales del clan; o simplemente forma parte de las relaciones de poder o del tema del goce y del juego de los grupos.
En la calle sigue ocurriendo algo igual a la escuela, se señala a los que se sospecha una tendencia homosexual y el toque- toque entra a formar parte de las relaciones de juego hasta ciertas edades de la vida y luego desaparece de la memoria del cuerpo.

En el trabajo, he podido observar que se conserva en ciertos miembros de las clases sociales proletariadas, que cumplen roles de conductores, ayudantes de camiones, etc., que se ayudan también con un lenguaje ofensivo y agresivo en contra del otro, del corte de “niña bonita” o del siguiente tenor: “Y a ésta que le ha picao.”

La pregunta del millón, es si esa manera de tocarse implica algún tipo de placer sexual para los jugadores, o es simplemente parte del juego de las relaciones de poder, pero asexuadas, para continuar demostrándole al mundo que ellos son los verdaderos machos de la horda salvaje, salida de la historia del hombre.

Las mujeres son incapaces de realizar actos de este tipo, su evolución afectiva las preserva para hechos menos grotescos y sí más tiernos con el otro. ¿Por qué nos hemos olvidamos de su gran amor?

martes, 7 de diciembre de 2010

DICIEMBRE


La espesura de esta nadería, que es diciembre, con su aluvión de alegrías, fiestas y flojeras míticas, me abruma hasta colarse por los huesos y afectar con su sopor de fin de año mi ser. A nadie de cuatro dedos de frente y sin frenos para el trabajo, le gusta alquilar su tiempo para las horas de ocupación laboral en estos días. El trabajo es pues, un atentado contra la deliciosa nada. La flojera tritura toda intención de acción y el estado de ánimo que lo encarna toma cuerpo en el gracioso ejercicio de no hacer nada, que es en últimas, el espíritu de diciembre, mes para el turismo y para hacer viajes al fondo de la tierra y el ser.

Cuando llega el mes de diciembre, un cargamento de añoranzas alados y viejas nostalgias me mata. No sé qué hacer, qué tomar y a la larga, atontado por no saber qué tengo, me muero de la fiebre de la indefinición; es como un viaje al mítico planeta martes, o la recién reconocida tierra de la infancia, o al inconquistable mundo interior. Escribir no es inocuo entonces, si toma la ruta del experimento y la sensación de pérdida en un mar flácido y cómplice de la aventura existencial. Escribir en diciembre es robarle tiempo a la vaguedad y al insulso mundo de las cosas idas, perdidas, añoradas; en fin, es robarle el tiempo a la insufrible nada, perezosa y tierna.

En diciembre, las palabras que más se pronuncian (amor, alegría, felicidad, reunión, recocha, tristeza, nostalgia, añoranza, pérdida, flojera, despedida…) se amontonan en el corazón, que sólo selecciona las que más se encumbran en las horas de profunda alegría, o en el tiempo de la saudade arbitraria de los años jóvenes de uno. Cómo nos gustaría olvidar los recuerdos, o no sentir lo que sentimos para que el último mes del año sea la terca felicidad de toda la vida, felicidad que tocó seguramente con sus alas de mimbre y asombro efímero, algunos de los trescientos instantes pico del año.

La pluma también afecta a estas delicias del espíritu, afina la escritura para el toque milagroso de las horas, que no espera oportunidad para hacerse escuchar en la tonada musical de un Ricardo Rey y Boobie Cruz, o en esa melodía recargada de misteriosa nostalgia, Las cuatro fiestas, que entona Don Adolfo Echeverría y que al tocarla con su vena milagrosa, el día de las velitas, es un himno purificado para la celebrada añoranza.

Un pozo profundo se abre así a sus anchas en el alma y es entonces, cuando tenemos la certeza de nadar en las aguas furtivas de diciembre.

En esta época no nos gustaría hacer nada para que la pluma también se paralice del encanto de la navidad. Las manos y la boca, el cuerpo y la mente deberían estar al servicio de la inacción, de ese tiempo de flojera fina para que lo que somos no sea y para lo que sea, termine prefigurado en una nata indefinida de alegrías, nostalgias, añoranzas, tristezas, risa loca, flojera eterna… No ser es el vacío que llama, el abandono voluntario para exprimir el tiempo, el canal de agua del río que corre paralelo a la nada, a lo que somos, o a lo que no nos gustaría ser.

Diciembre se ha clavado en nosotros de tanto repetirse y, de esta repetición cultural, ha salido el brote nostálgico, la premura del tiempo inerte que paraliza el alma, el espíritu, el cuerpo, la mente, la mano, la pluma… Ese misterio ontológico, experimentado por todos y todas y por nadie, es el que le da a esta época la característica de cielo abierto y de abundancia sempiterna y de abandono total. Estoy, ahora mismo, refundido en este pozo infinito de nostalgias finas, en esta lucha por olvidar que soy tierra y sangre, sufrimiento y alegría, dolor y tristeza, historia y Colombia. Estoy preso de este combate eterno de olvido y recuerdos, de cuerpos descuartizados y almas escapadas del dolor de la muerte, de sierras y armas benditas, de víctimas y victimarios, de memoria y nada, de agua y anegaciones, desplazamiento por incumplirle a la naturaleza.

¿Cómo escapar de este sino abrumador sin mortificar la atmósfera de diciembre y los pelícanos de las madrugadas marinas del mes? Cada uno de nosotros desde el puntico de su vida colectiva y personal que represente, sabrá buscar los atajos que harán posible el milagro de diciembre: la deliciosa y delicada nadería de las horas finitas del mes más corto de la existencia. Si se logra tamaña hazaña, debemos darnos por bien servidos porque la vida y los dioses personales habrán sido condescendiente con nosotros y vosotras.

sábado, 27 de noviembre de 2010

La espera




Esperar tiene su ciencia.

Hay quienes llevan un libro

para hurgar en la mente de otros.

Otros incluso llevan toallas y comida

para perderse de casa cuatro días.

La paciencia es como una iglesia de siglos,

un rosario de muertos.

Esperar, sin embargo, es una filosofía,

aquella que no olvida el tiempo esclavo.

Hay otros que devoran letras de revistas bonitas,

los epigramas,

los sueños de las modelos tontas

y los autos de fe del mercado de los ricos.

Esperar es un destino,

siempre uno espera la muerte.

viernes, 26 de noviembre de 2010

Un experimento sociológico


Hace días me ocurrió algo en el trabajo que me afectó mi estado anímico, pero luego pasó a formar parte del banco del olvido, hasta hoy que leo la nota en El tiempo de Paulo Coelho, “Una historia real,” y aquella experiencia que creía olvidada y superada regresa otra vez, pero de otra manera a mi memoria.

Comienzo por la historia de Coelho, quien relata que el violinista Joshua Bell, empleando un Stradivarius, violín valorado en más de tres millones de dólares, interpreta en la estación del metro de Washington, las piezas más difíciles de Bach para tal instrumento. El ensayo lo hace en una hora pico de la mañana, mientras todo el mundo se dirige al trabajo; solo una mujer fue capaz de prestarle atención y de deleitarse con su música; el resto, preocupados por el trabajo, se desconectaron de la interpretación callejera.

Es muy difícil ensayar que a más de una persona no le guste la música clásica, pero se colige que la atención estaba concentrada en el tiempo laboral; lo increíble es la renuncia voluntaria al disfrute transitorio del arte, mientras vamos al trabajo. No es el vacío que da origen a la ruptura entre la vida interior y la vida exterior; es decir, la incapacidad de hacer tránsito desde lo profundo del ser para poder leer la externalidad del mundo. No. Es la renuncia vomitiva para dejar de disfrutar la existencia, lo plural, la riqueza múltiple del vivir, acumulado en lo diverso de ambos ojos.

Relato mi historia. Aquel día quería compartir una acción-arte (arte conceptual) con una de mis amigas más queridas y terminé arrastrando a otra compañera de labores; el ejercicio estaba montado en PowerPoint. El titulo de la obra era Violación y requería de una o varias modelos desnudas para escribirles en sus cuerpos cinco sentencias: Mi cuerpo desea, pero es mi cuerpo. La violación es un acto de amor. Mi cuerpo no es mi conquista. La vagina es la culpable. El único responsable, es el pene. Fue imposible compartir la acción porque los intereses estaban dispersos entre los del trabajo y otras cosas particulares, alejadas del arte. ¿Qué es lo que ha ocurrido en la vida de la gente común que se ha fracturado su sensibilidad artística? ¿Qué clase de resorte se rompió que desconectó la vida interior de la vida externa? ¿Cuánto vacío acumulado en la vida interior, que la experiencia mundana no ayuda a resolver? ¿Por qué nos cuesta leer desde lo artístico la vida ordinaria? ¿Por qué renunciamos a la belleza de la vida? ¿Cuánta belleza del mundo desperdiciamos por las renuncias gratis de nosotros?

Hoy la lectura que hago de aquella experiencia, es de limitación, autolimitación, aprendizaje terrible de un ejercicio repetido infinitamente hasta el extrañamiento, o embrutecimiento de la mente por el trabajo, por el patrono, que no quiere que no pensemos en otro cosa distinta que el trabajo, y por nosotros, que no somos capaces de rebelarnos. Nadie sabe lo que esconde el cerebro, pero como en la película “Qué tienes debajo del sombrero,” ya va siendo hora de empezar a trabajar o preparar la mente para el arte.

domingo, 21 de noviembre de 2010

¿cuánto puede pesar el otro?


¿Cuánto puede pesar el otro? ¿Y si su peso sobrepasa el peso de uno? ¿Es la empatía un acto de posesión del peso del ser del otro? ¿Puede uno cargar, o posesionarse del ser del otro por un instante de tiempo determinado? ¿Por cuánto tiempo? ¿Intentar saber cómo se es otro, o cómo es el otro, ayuda a mejorar la convivencia?

Comprender la escritura del cuerpo-mente del otro, sus pulsaciones, su biología y su psiquismo, puede aquietar la mente, los prejuicios o el juzgamiento de uno, un prurito que está en la superficie de las relaciones humanas. La idea es pasar unos segundos por sus milagros y penas para poder observar si somos capaces de entender el ser y su cultura.


El cuerpo-mente tiene su escuela, donde aprende a estructurarse como sujeto de derechos, a fracturarse e incluso escindirse para fracturar, dividir y violentar al otro; un ejercicio donde la cultura escribe con sangre las posturas corporales, independientemente de la voluntad del aprendiz. Aquí en esta experiencia, el cuerpo aprende a ciegas las profundidades del ser, pero no las distingue, y en este aleteo primero lo olvida, porque el aprendizaje es emocional y no racional. El cuerpo-mente para alcanzar el ser tiene que atravesar el camino de la razón y la lógica, el origen de la causa y el efecto.


En toda relación humana existe un encuentro de cuerpos-mentes, sujetos estancos en el aprendizaje mal educado de la fractura corporal o de la escisión del alma-cuerpo. Si la fractura ha sido traumática, estos cuerpo-mentes se repelan cuando aparezca una luz de conflicto, y ambos se olvidan del tiempo antes del trauma y de la posibilidad de ser el otro, de ver los moretones del vivir pretérito, o las acciones violentas, acurrucadas en sus ojos.


Quizás la escritura de la cultura ha sido tan funesta que el cuerpo-mente esté enfermo y como tal reproduzca exactamente, como en la suma de los unos, la experiencia del trauma, el dolor, la fractura y la escisión del alma-cuerpo. Esta experiencia de dolor, que no se ha podido superar, oculta las necesidades del ser, del ser afectivo, y termina reinando la oscuridad, la sin razón, lo ilógico, la noche. Aquí la dificultad es el auto-conocimiento del sujeto-alma, el embrutecimiento por la brutalidad del pasado, reproducida en el tránsito de una vida permanentemente presente.
Y el otro, el bebé que apenas insinúa el rostro del amanecer, está abierto a la delicadeza del mundo, pero su vida se interrumpe por la irrupción de la violencia de los primeros golpes, quedando su cuerpo-mente expuesto al dolor o la fractura del alma-cuerpo, que inicia la biología del dolor, la pulsación del estrés y las primeras experiencias con la des-validez y la fractura de la confianza humana. El cuerpo-mente inicia desde ese instante una recomposición ontológica que no va a terminar nunca, porque el cuerpo funde como víctima y victimario a la vez.

Con estas experiencias, aprendidas desde un cuerpo-mente infantil, es imposible la empatía y posesionarse del ser del otro, porque el cuerpo-mente fracturado y fracturador, está ciego y como tal irreconocible. Desde sus primeros años, la fractura, o la cultura, le coloca una venda en los ojos de la mente-cuerpo, que al ser se le oculta en el griterío y el dolor de la violencia.
¿Cuánto pesa el otro? El ser siempre tendrá el peso del dolor o el peso leve de la felicidad, y no será en kilogramos, sino en la simbología de la empatía, no como metáfora sino como realidad cultural y en este sentido, intentar ser el otro, es una vivencia mayúscula porque no sólo ambicionamos el ser sino que lo hacemos visible, con sus defectos y fortalezas. Esta experiencia válida el cuerpo-mente del otro, sujeto de derechos, y lo expone a la comprensión del mundo para el conocimiento y los reconocimientos de las heridas de la existencia. Creo que aquí están todas las claves del entendimiento, la desnudez del ser, y sobre todo, el desmontaje de las defensas de mi mente-cuerpo para poder actuar sin las segregaciones del estrés y el dolor humano.


Entonces ocurre la posesión del ser del otro, mi quietud mientras se realiza el encuentro y la penetración sin violencia del cuerpo-mente del otro. Empatía dice el psicólogo, pero es algo más misterioso, con mayor poder de transferencia, la lucha por dejarme posesionar de sus pulsaciones pasivas, las que al atravesar mi cuerpo-mente, dejan de actuar de manera tradicional, como lo hacen en su mente-cuerpo o cuerpo-mente.


Lo ocurrido en mi mente-cuerpo abre el camino de la lucidez y el perdón, un trazo de tolerancia, un estado de comprensión para abandonar la lucha cuerpo-mente-mente cuerpo. A esto es quizás lo que llamamos paz, o posturas de paz, la habilidad de la mente-cuerpo para resolver las claves de la luz del conflicto…

lunes, 15 de noviembre de 2010

LA MAGIA DE LA BUSQUEDA


Hay una verdad elemental relacionada con todas las iniciativas y los actos creativos,
cuya ignorancia mata las ideas y los planes más esplendidos: en el momento en el
que uno definitivamente se compromete, la providencia también se moviliza. Suceden
toda clase de cosas que lo ayudan a uno y que nunca habrían ocurrido. De la decisión
surge toda una corriente de acontecimientos que provocan a favor de uno toda suerte
de incidentes imprevistos y de reuniones y de ayuda material, tales que ningún hombre
habría soñado que vendrían en su ayuda. Lo que sea que puedas hacer, o sueñes que
puedas hacer, empiézalo. La osadía trae consigo el genio, el poder y la magia.
GOETHE.

Cuantas veces en la búsqueda de algo, tropezamos emocionados en el camino con cosas inesperadas e impensables que de alguna manera, sirven a los propósitos de lo que buscamos. Esos encuentros fortuitos con las cosas obedecen a la magia de un instante inolvidable y a la búsqueda incansable y terca de objetos, poemas, textos perdidos y otras cosas que ahora se escapan al misterio de una memoria que también le fascina el juego. Los abuelos con el tino del tiempo, dicen todavía que “quien busca encuentra.” Sólo hoy somos capaces de comprender lo mágico de esta frase, su simplicidad, pero también su compleja relación con la profundidad del camino.

El encuentro con esas cosas aparentemente fortuitas, tiene relación con la voluntad y la paciencia de un sujeto prendido del misterio y del prurito de la búsqueda, como los arqueólogos incansables buceadores de la antigüedad; individuo obsesivo y sabio que sabe que en el camino de la búsqueda están los premios y la excitación de la existencia.


La búsqueda funciona con el acto mágico del encuentro, con esa posibilidad maravillosa del descubrimiento no intencional, con el contacto con ese algo que aparece ante nuestros ojos fascinados y nos obliga a exclamar: ¡ha, es maravilloso, no lo buscaba, pero me sirve!


En esa búsqueda de todos los días, tropezamos con algo inusual, con un poema, o un artículo de prensa olvidado, o un libro perdido en la memoria de la biblioteca, mientras las circunstancias, los duendes y las cosas se ponen al servicio del milagro.

Buscar resulta entonces, un ejercicio placentero, un ritual que nos acostumbra a las polillas, al olor afiebrado de los libros y a los viejos artículos de prensa conservados con un celo desconocido; un ritual primitivo que ha permitido al hombre llegar a la luna, conquistar los espacios físicos, incrementar su imaginación y fortalecer su voluntad de escribano y poeta de los místico.


Buscar posibilita el encuentro con nosotros mismos, con nuestro espíritu confuso y con nuestros ojos de alma, que son los espejos visibles de lo eterno; buscar es más que una metáfora de la vida, buscar es el camino…

domingo, 31 de octubre de 2010


Las rondas del tinto



Un sorbo de cafe

despierta las zorras del cuerpo

que dan los buenos días al barrio.

Nadie sospecha la energía

que hay detrás del ritual de los tintos,

los deseos del asesino de acribillar el mundo.



Las palabras



Que vengan las palabras

sin disfraces pero desnudas.

Así son más creíbles y menos tontas.

dispuestas a dormir con cualquiera

en los tejados del cielo.



La cura



El poema no cura el alma

mitiga la sed de la soledad,

la sed de los pájaros solterones del misterio.

La poesía apenas nos salva de sí mismos.



Luna llena



Tiemblan tus manos

y el agua bendita de tu cuerpo,

tiembla el paraíso.

no es la voz de dios animando la vida,

es el amor temblando del susto,

mientras tu corazón y el mío, desnudos,

bailan sonata de luna llena

a las tres en punto de la madrugada.



Sócrates



Sócrates pasó de la dmiración

a los espinosos odios del poder.

Lo que no debemos olvidar

- sin embargo -

es su canto de flauta antes de morir,

su legado invisible para subvertir

las almas perdidas del tiempo de piedra nuestro.



Recuerdos de Heráclito



alguien dejó dicho

que nadie se baña dos veces en el mismo río,

aguas que lavan piedras y manos de peces frescos,

aguas que calman la sed del silencio,

del árbol y la tierra.

En mí es la calma de la sed de los huesos.

Bendita agua de muertos y cementerios.



Los prudentes



Están los que todavía no han decidido nada.

Los cobardes y los prudentes.

La nada, esa vieja canción de cuna,

también tiene su melodía suicida.



Boquita salá



Del amor

intuyo el misterio de los cuerpos

boquita salá

almas en el vasto abismo de la compañía.




domingo, 17 de octubre de 2010



Las manos,
Tan tuyas y tan de nadie,
Nacieron al final del cuerpo.
No fueron puestas por las manos de dios,
Están ahí para elevar la tarde,
Para eliminar el polvo,
Tomar el rostro – el propio rostro –
Y asesinar el calor.
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El hombre – y no es pobre –
Se detiene en la cima del mundo,
Mira para todas las esquinas,
Recuerdos borrosos lo abruman,
Quiere atrapar alguno,
Uno que lo salve,
Inútil,
Vivir sin la sombra de la acacia lo mata,
La imagen se confunde con la iglesia.
Después de todo, la vejez es el reino de los colores.
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Periodista
Vienen a tomar fotografías,
Abrir puertas,
A hurtar retratos viejos,
A tocarle las puertas al hombre
Para que salga el niño,
A abrir viejas heridas,
Esa es su especialidad,
Estregar el dolor y las claves de la historia.
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A eso vienen
A recordarnos que el olvido
No es el pájaro muerto del traspatio
Sino mil palabras cantando la canción del resucitado.
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Sueño
El toro, la bestia que se pasea por el gallinero,
Me clava los ojos en el insomnio,
Mientras hay un reguero de mesas, unicornios,
Gentes, cervezas, sábanas y zapatos en el patio.
Hay un odio de sangre en el rito salvaje
Y hasta un muerto con ataúd circunda la corraleja.

En la mañana, muy temprano,
La memoria deshace el sueño
Contra la montaña de olvido del vivir.
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El hambre es el vacío
De la fruta que duele en la fiesta sin fandango del estómago.
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Gula de palabras inútiles,
Sin destino ni dentelladas,
Hambre insaciable, vacío de ser.
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Morirse de la risa
Para escapar de las trampas del vivir,
Y luego jugar con los leones del día a día
Hasta recomponer el guión que permitió
La muerte de dios.
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El tiempo es el caballo veloz
Del viajero solitario,
Que no se percata que el corcel
Lo desbanca suavemente del sueño del reloj.
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Esta vida mía
Que no es mía,
Ni tuya,
Pero es de los dos,
Cuando se eclipse el amor no será tuya ni mía.
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Lavar la ropa
La ropa que baila en la batea
Acaricia los sueños,
Acompañar la mañana soleada,
Y algo podrido – quién lo creyera- se come el tiempo.
Algo se arrastra y alguien se baña,
Mientras una mujer de color azul,
Golpea el aire vecino.
Observar el vecindario y constatar
El sacrificio de la belleza acumulada en el canasto,
Agota la pena.
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X
Acordemos que el título no es poético.
No importa. A veces lo menos o más sospechoso es poesía.
Evite la escatología y concéntrese.
El cuerpo es tan bello que atrae y mata.
Y nada es despreciable, incluyendo el ano.
Usted puede pensar lo que quiera,
Pero antes de llegar a esa china de cincuenta pesos,
Uno se encuentra con dos lunas redondas incendiadas,
Que deja de inmediato de hablar mierda.
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El río tiene su voz
Mi cuerpo su luz
Tu voz su música
Mi amor su iglesia
Y tú, el silencio del mundo.
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Leo el poema
Verso a verso
Mano a mano
Ventanas y puertas abiertas
Poesía que me habita y excita.
Esta es la misión de la poética.
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Y llegamos a la otra orilla con miedo,
Con la idea absurda de lo inacabado.
Pero ya era demasiado tarde,
Porque la incompletud viaja siempre
En la misma barca con nosotros.
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Vientre geométrico,
Luna llena,
Triangulo del amor,
Muslos de sol,
Caballo azul.
Asombros.
El cuerpo es una obra de arte.
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VARGAS LLOSA


Vargas Llosa no es la monedita de oro de las letras latinoamericanas; creo que es más odiado que amado, injustamente, desde mi óptica personal. Algunos se atreven incluso a decir inopidamente que es mal escritor y otros a escribir que el nuevo Nobel es un premio de consolación por los mejores escritores de los países de América latina que no recibieron el premio que le acaban de otorgar.

Estoy recordando las controversias que se generaron a raíz de la revolución cubana y en las que intervinieron el mismo Vargas Llosa, García Márquez, Collazos, Cortázar, etc., controversia que elevó el volumen de la libertad humana en el continente y de cuyo eco se escucha la voz de Vargas Llosa Todavía en sus ensayos. Porque lo más claro de su discurso es que él no le hace concesiones a ningún tirano, sea de derecha o de izquierda, o sea de la clase que sea, o enmascarado de demócrata como Chávez.
Su vocación literaria la reconoció muy joven, cuando apenas abandonaba la adolescencia e incursionaba en el periodismo con pantalones cortos, hasta que logró escribir precozmente La ciudad y los perros, novela con la que inicia su vida literaria. En esta novela, Vargas Llosa, desde la ficción, intenta llevar a la hoguera los mitos del machismo y llenarse de valor para fortalecer su masculinidad. Luego siguieron La casa verde, Travesuras de la niña mala, Pantaleón y las visitadoras, Conversaciones en la catedral, La guerra del fin del mundo y La fiesta del Chivo.

Tanto La fiesta del chivo como La ciudad y los perros se han logrado llevar al cine y en el primer caso, es impresionante la caracterización de los personajes principales, y a pesar que son dos realidades diferentes el cine logra traducir la atmósfera y el clima de humillaciones, sumisiones, indignaciones y menoscabos del sistema dictatorial.
A pesar de las distancias que en su momento hubo con nuestro premio Nobel, escribió un libro de crítica interesante, Historia de un deicidio, para poder comprender los procesos creadores de García Márquez. Este gesto, de una mente frontal, adulta, nos ayudó a comprender más al hombre y al literato, elevando al hombre y a su literatura por encima de la gestualidad emocional de los que pretendían seguir el camino de los odios literarios.

La parroquia puede odiar, pero el mundo o el universo, no. Esa es la gran diferencia.

EL VOTO A LOS 16 AÑOS


La concepción política de ciudadanía no se puede pensar desde la óptica simplista del sufragio, porque descartaríamos procesos de aprendizajes culturales y de formación ciudadana interesantes para las sociedad. No todos los que tienen cédula ejercen eficaz ni democráticamente el voto. Sufragar en Colombia no es tan importante, aunque los medios de masas y los políticos nos quieran hacer creer todo lo contrario. Por supuesto, que hay una minoría de colombianos que van a las urnas pensando seriamente en elegir a los mejores. Pero esto es excepcional y extraordinario en un país de sordos, ciegos y extrañas.

¿La pretensión es simplemente el sufragio? Los adolescentes, los que están entre los 15 y 16 años todavía se comportan como niños, porque sus cerebros son muy emocionales; además, los resultados de las pruebas de calidad en el sistema, aportadas por el ministerio de educación, a nivel nacional e internacional, son desastrosas: problemas de lecto-escritura y matemáticas. ¿Qué leen los pelaos? ¿Cuántos libros al año? El concepto de ciudadanía se construye día a día, pero requiere de interlocutores lucidos, tiempos de ocios creativos, lecturas de todos los tipos, discusiones al aire libre sin las limitaciones de las ideologías y pertenecer a una o varias organizaciones de bases, o comunales o de otro tipo. No es fácil participar en un país, donde ni siquiera los que viven en condominios deciden en las reuniones administrativas. Y los pelaos no participan de nada, y no leen, y para sufragar o participar (decidir) de la vida nacional, regional o local, es pertinente estar informado. Si no estás mínimamente informado, te convierten en otro borrego más del sistema.
Lo extraño de estas pretensiones de los políticos del voto a los 16 años, es que también coinciden con la intención de elevarles las penas a los menores de 18 años, mientras a los adultos, presuntamente frontales y maduros, responsables de delitos atroces, o delitos cometidos en estado de embriaguez, el sistema de justicia colombiano los trata con manos de seda. ¿Dónde está la coherencia o la incoherencia?

Este es un país gobernado en todas las esferas de la vida nacional por ciudadanos adultos, que se comportan como adolescentes en plenas crisis de vida existencial, para que ahora quieran imponer la mayoría de edad a los 16 años, cuando a esta edad apenas los pelaos medianamente saben quiénes son pero quisieran saber para qué vinieron al mundo. Todavía andan haciendo las preguntas eternas de la edad y sin las respuestas verídicas del vivir, caminan por el mundo ensayando respuestas tímidas que no los conducen a ningún puerto seguro. Creo que no es la cantidad, sino la calidad del sufragio la que definitivamente va a transformar este país. Hagamos el esfuerzo descomunal para profundizar la “democracia colombiana” y de paso ayudar para que todos los colombianos se sientan incluidos y decididos a sufragar por los mejores candidatos, sin pensar en ventajas y dádivas. (Este mismo artículo, y otros, también lo puedes leer en soyperiodista.com de El Espectador)

miércoles, 6 de octubre de 2010

Poesía para estacionarios



No soy nuevo ni viejo
Apenas la herida abierta
Que deja la vida
Mientras se consumen las velas.
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La salvación es un deseo
Un pírrico acto de fe ardiente
Un montón de tierra seca
En la boca y los huesos de dios.
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La masturbación
Es el canto del canario solitario
La luz fugaz del cuerpo
Que en el misterio del vivir
Saca las manos para la fotografía y el olvido.
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La vida a borbotones,
Plural rica clara,
Pero nadie espera que el destino
Lo ciegue una bala perdida
En el barullo diario,
Mientras soñamos con calamares y poemas.
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Así es la vida
Eufórica
Alborotada
Calamitosa.
Nadie espera otra cosa.
Es ella entonces la que hace otras cosas:
Nos envía en ataúd a un hermano
Sin previo aviso.
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El estado es vago
Impredecible y misterioso,
Algo allí dentro empuja el verbo,
La mano, las palabras,
Para la epifanía del poema.
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Cuando estés en la cima de la montaña
Y hagas el balance final,
Recuerda las cartas marcadas,
Los goles que no hiciste,
Y sobre todo, las claves indescifrables
De la infancia:
La noche aquella del cuchillo
Y la sangre huyéndole al poema.
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Ya sé
La muerte cabalga
En el mismo corcel del viento.
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Ahí va la mujer de mis sueños,
Sin el luto y los labios carmesí.
Aquí estoy yo,
Incrédulo y con el arma asesina.
¿Y si el destino de uno no fuera el amor,
Sino la muerte, alguien más se enamoraría?

sábado, 2 de octubre de 2010

POESIA

Ahora soy yo
El que no desea
-no es desamor-
Es el acto post-orgásmico del vivir,
La flojera del cuerpo
O la distancia lucida con el mar de los deseos.
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La boca sedienta,
Los besos calmando la sed
Y la palabra amor
Escapando del cuerpo que arde.
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Los labios
Tan provocados y provocadores,
Su altura y su locura
A penas al alcance de la muerte
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Y si dios realmente existe,
Averiguará por mi dirección,
Se presentará en casa
Y hará lo que hacen todos los dioses:
Intentará convencerme de su existencia
Y captarme para su rebaño,
Mientras tres de sus coristas preferidas,
Con ombligos al aire,
Fustigan el instinto de mi fe.
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Cuántas cosas para el recuerdo,
Marlines, la niña de un país lejano,
La sonrisa de un niño huérfano,
La luna detrás del viejo tejado de paja huidiza,
El gato negro de la abuela Graciela,
Y mi infancia, como un espejo sin rostro,
Agonizante entre la jauría de los recuerdos.

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INGRID BETANCOURT


Hay acontecimientos y personajes, que por una o por otra razón, terminan obligándonos a hacer públicas nuestras pudriciones. Entonces, uno por simple intuición termina creyendo, como en el caso de Ingrid Betancourt, o de Piedad Cordoba, que este país ya está en la práctica podrido o se está pudriendo en el fuego lento de las antipatías y los resentimientos. Es inolvidable y sintomático del pedazo de historia vivida, la calentura y la irracionalidad de los odios, porque quizá no nos hemos percatado de la enfermedad de la indolencia, que se vomita en los foros virtuales y en la radio, todos los días y desde hace demasiado tiempo.

Y me pregunto ¿por qué?

Ingrid la congresista, o la candidata a la presidencia o Ingrid, la mujer secuestrada son inseparables; sin embargo, el secuestro no tiene roles, porque la secuestrada es una víctima desamparada, impotente, objeto instrumentalizado de otros intereses poderosos, que la usan para alcanzar objetivos militares, económicos o políticos, como sigue siendo en el caso específico de la Farc, o en su tiempo, de Pablo Escobar; secuestros, algunos, bien documentados en “Noticia de un secuestro”, de la pluma de Gabriel García M.

No sé por qué se nos olvida que Ingrid, como todos nosotros, es un ser humano, con debilidades y frustraciones, amores inmortales, odios y resentimientos desparramados en un metro al cuadrado, alguien que fue capaz, antes del secuestro, de soñar para transformar este país como todos nosotros lo deseamos. Claro, con su personalidad tórrida reconocida. Pero el secuestro, y no la estoy defendiendo, con sus minúsculos detalles, humillaciones y miserias, le imprime a la existencia humana, otro tipo de experiencia, que termina fracturando el ser humano. Creo que aquí es donde debemos detenernos los colombianos para poder comprender la tragedia del secuestrado y la tragedia del país.

Hay una literatura especial para entender la humanidad del que vive la experiencia del secuestro, pero también para valorarnos a nosotros mismos frente al desastre del mundo; libros como el que cito de García Márquez; o el de Viktor Frankl: “El hombre en busca de sentido”; o el del premio nobel Imre Kertész, “Dossier K;” o “No hay silencio que no termine,” de la misma Ingrid Betancourt.

Desde los tiempos terribles de Pablo Escobar, quizá antes, hasta la era abominable del secuestro de la farc y el ramillete de masacres del paramilitarismo, el alma del colombiano se ha alterado salvajemente, tanto que aquello que escribió Gabriel García Márquez en Noticias de un secuestro (“Pero nada era simple en esos días… ni era fácil educar niños y enseñarles la diferencia entre el bien y el mal.”) persiste como un diagnóstico inacabado y sin los remedios para su cura. Toda esta explosión volcánica de la maldad humana, es la que tal vez no nos ha permitido distinguir entre los ríos del dolor y el mar de los odios, hundiéndonos cada día que pasa en relaciones enfermizas y consideraciones del otro como enemigo del mundo, sin deternos a pensar que Ingrid no es enemiga de nadie en particular; es simplemente alguien que necesita estar del otro lado de la mesa (su libro) para poder conversar con nosotros sobre la tragedia del secuestro y el dolor de Colombia. Nada más.

martes, 21 de septiembre de 2010

Los objetadores de conciencia del servicio militar



En buena hora la Corte Constiticional reconoció el valor de los objetadores de conciencia cuando se trata de prestar el servicio militar obligatorio en Colombia. Ese reconocimiento relieva el poder civil del individuo frente al poder de un estado decimonónico que se ha creído dueño y señor de la vida y los bienes de todos los ciudadanos; en el fondo, es el reconocimiento a la libertad de conciencia individual, todavía postrada y esclavizada a los poderes de la burocracia y la institucionalidad nacional.


Los que todavía viven bajo el manto inducido del miedo y no bajo las alas de la libertad de occidente, temen el desbarajuste de lo que ellos han aprendido a identificar como patria (el escudo y la bandera); sin embargo, la patria, y la nombro con cautela, por fortuna ha logrado ella sola, es decir, con todos nosotros dentro, superar esos simbolismos peligrosamente abstractos, hasta permitirnos vivir en lo posible sin las tiranías clásicas y con la mayor de las dignidades en algunos casos. Entonces, todos los hombres, con esfuerzo y lucha, han tenido la delicadeza y la valentía de salir a servirle voluntariamente a la nación.


Y en este país de hombre voluntarios y rebeldes, que no actúan como esclavos, existe la posibilidad de servirle al país de otras formas: alfabetizando a los que no saben, o haciendo ecología o trabajo comunitario, o ayudando a un grupo de ancianos a sobrevivir en medio del dolor de su pobreza. Son variadas las maneras de contribuir a reconstruir el tejido social de Colombia, pero no exclusivamente con el uso de las armas o en el tinglado de la guerra.


Extraño que los objetadores de conciencia se omitan entre las exenciones para prestar el servicio militar, pero por otro lado exista la vergonzoza costumbre de comprar y vender la libreta militar en Colombia. Nadie entiende esta clase de lógica, menos el cerebro inocente de quien escribe estas notas, porque de esta terrible costumbre se deriva la existencia de dos tipos de colombianos, unos de primera y otros de segunda, y algo todavía peor, los desposeídos no irán al cielo sino a la guerra, y los ricos al paraíso.


Creo que todas las generaciones desde 1810, vienen escuchando el discurso de la libertad e incluso para no ir más allá de los misterios de la independencia, en la controvertida telenovela la Pola de RCN uno sigue escuchano remanentes de esta ideología revolucionaria y sin embargo, se pretende que todo siga igual como en 1810. Lo increíble es que este país ha madurado a los trancazos, pero los que gobiernan nos creen todavía unos adultos infantiles. ¡La objeción de conciencia es madurez democrática, maestro¡

sábado, 18 de septiembre de 2010

POESIA








Por la calle
Vaga el rostro
Que llevarás el día de tu muerte.
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Abandono mi traje
Y me desnudo junto a tu cuerpo cálido.

Sólo en esta selva virgen
No estoy perdido.
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Muchacha mía
Pubis fresco
Senos para conservar los sueños.
No me abandones ni de noche ni de día.
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Ahí están los que predican
Que el mudo es una cloaca.

¿Se les olvido algo?
¿La razón de los caballos?
¿La fe en sus dioses?
¿El corte de pelo para ir a la fiesta?
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El odio es otro elemento de la tierra
Como el fuego, el agua, el aire
A veces te hace poderoso
Pero pesa más que el oro
Más que el vientre.
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No pienses que huir
Es la salida.
La flecha sale disparada
Del arco del niño.
El adulto tiene que agotar el camino
Para no herir la delicadeza del pájaro.

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A veces no sentimos apagados
No eres tú
Ni es la vida
No es nada
Simplemente las velas se rebelan
Y prefieren la oscuridad.
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El miedo es posesivo
Y hasta delicioso como un circo.
Es la primera vez que sufro este vértigo,
Son los besos de Marsol
Bajando por la cordillera
De mis pantalones.
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Y pensar que este instante es la vida,
Ni mejor ni peor que otros momentos,
Solo la fotografía de las calandrias
Besándole el corazón al gorrión.
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domingo, 12 de septiembre de 2010

DESPEDIDA



Están a punto de aplicarme un procedimiento conocido por la ciencia médica del corazón como cateterismo; tal vez exagero la nota, pero aún no conocemos el misterio del futuro, los hilos de la vida y la muerte, el punto exacto que separa el sueño eterno de la vigilia; de tal manera, que esta carta al viento no busca recobrar ni recuperar nada, simplemente seguir el juego libertario del vivir, la recreación de la existencia a través de la escritura…


¿Me perdonarán mis amigos mi ateísmo? Como el dios de los cristianos lo hace con sus hijos, ellos seguramente me perdonarán esta fractura y olvidarán muy pronto las llamas de la hoguera de la inquisición. Las rutas del vivir humano, para la fortuna de todos, no son uniformes, sino diversas. Ellos, mis amigos, enriquecieron mi vida y de sus experiencias individuales aprendí de sus límites y excesos y de sus hermosas y únicas batallas terrenales.


En estos instantes, uno se siente como el condenado a muerte, o como aquellos hombres valientes de la tribu, seleccionados para luchar contra la bestia anclada en el camino a la montaña. Nadie sabe si ese guerrero regresará, pero todos lo rodean, lo abrazan, lo alientan y le dicen que lo aman. Aquí, entonces, las palabras celebres de Mark Twain, recobran el sentido original con el que fueron pronunciadas por vez primera: “Hasta la vista, en el caso que nos volvamos a ver.”


Desde que me programaron este procedimiento cardíaco, que observo muy común en la unidad del corazón de la clínica, mi ateísmo no se ha alterado un centímetro, quizá porque soy un convencido que la vida tiene sus límites y la muerte, es el fin de todo. En este sentido, nada nos salva, nada nos puede salvar, ni siquiera la fe; de tal forma, que dios es una alteración eléctrica del cerebro (léase fe) y la religión, además de ser el negocio del milenio, la necesidad humana de estar organizados alrededor de algo para continuar oprimidos y oprimiéndonos.


Tengo la esperanza, y esta esperanza mía está enlazada a la certidumbre del sentido de mi vida, que está cubierta primordialmente por mi escritura, por la poesía que escribo diariamente, por mi familia, mis amigos, los autores que me regresan a la ruta perdida. Para ir más lejos, tengo la aspiración de continuar En Contravía del mundo para poder saber que la fe que busco no es la fe muerta del poder, sino la esperanza que se dinamiza en la lucha diaria por ser seres más dignos.


Como se que no me voy, les quiero decir, que los amo, y por favor, excúsenme la broma.

sábado, 11 de septiembre de 2010

Poesía






La canícula

Como si alguien hubiera incendiado el mundo,
el calor desmedrado y eufórico baja hasta las faldas de la ciudad
y como siempre resbala por las piernas de la amada.

II

No es sólo el calor y el tiempo climático,
son los espejos del sol prolongados en las ventanas y en la vida de los gatos,
gusanillos del alma ardiendo en las calles tercas del barrio.

III
Alguien intenta otra vez guarecerse en la copa de un paraguas,
mientras el rey sol, emplumado se cuela otra vez entre las rendijas
que deja el descuidado mundo del paraguas.

IV
Una gota de sudor moja un pezón dibujado en una hoja
de un libro abandonado en unos brazos fortuitos.
Quizá el calor adivinó el deseo de leer de alguien bajo la canícula.

V
El calor en apariencia agota el vivir, lo fatiga. Posiblemente lo humedece.
De aquí brota la vida, el abrazo, el amor, la comunión de los cuerpos. Bajo el sol
se cumple el ritual de los resucitados.

VI
El calor nos embriaga y nos ensopa el cuerpo, del que tu bebes solicita, hasta perder los sentidos. No respiras pero estas vivas. El calor nos aproxima, estamos más cerca.

VII
No hay final. Pronto vendrá la lluvia y otra vez el calor y esta sensación de volver a estar donde estuve, enloquece. Los amantes lo saben mejor que todos nosotros, ellos regresan al calor de los cuerpos amándose sin las reservas del reloj.

jueves, 2 de septiembre de 2010

POESIA PARA ENSAYAR AMORES






ENSAYO
Palabras de amor
Sé que el olvido no existe
Si acaso tú,
Prescriptiva, ausente.
El olvido no es el silencio,
Son las palabras de amor
Que nunca pronunciamos.
_ _ _ _ _

El amor
Abre sus pétalos a pesar de nuestro silencio.
____ ____ ___

Asesinato

Sí, lo sé,
Ya no te llamo
Ni te escribo palabras de amor,
Quiero asesinarte con balas de olvido.
___ ___ ___
La sombra del árbol:
Viejo paragua para la calma
____ ____ ____

Ser árbol y sombra,
Camino de cielo abierto.
____ ____ ____

El agua que viaja en el barro,
Busca las venas de la sed.
____ ___ ____ __

Viajar entre las alas del viento,
Me acerca no sólo a ti,
También a la vieja piel del árbol.
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El amor sólo está en el patio de tu mar interior.
____ ____ ___ ___

Defender el propio arco, es la prioridad del arquero. Otra prioridad: la incredulidad.
Driblar, uno, dos y hasta tres rivales; enfrentarse al arquero y sacarlo de una, y quedar otra vez frente al universo, inspirado, con el lápiz en la mano izquierda, mientras la multitud reclama el goool…
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El gol, apenas la apertura de una ilusión sin resolver, o quizá la certidumbre de la derrota.
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Dirigir el equipo, ordenar las líneas, construir confianza, jerarquizar el estilo de juego; en fin, armar las estrategias. Lo que no podrá hacer nunca el técnico, es excusarse frente la calamidad de la derrota.
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Un deporte como el fútbol, que se práctica con los pies, no puede inspirar ninguna clase de gloria, solo la marca de un par de zapatos.
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Todo es aire, oxigeno, agua, fuego y olvido.
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Tiro en la nuca

Como pájaro azul que irrumpe en la soledad del cielo,
La muerte se esconde en tus besos.

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Entre tu alma y la mía el grito de tus besos
Se escucha en todo mi cuerpo.
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Basta que el amor no exista,
Para que crezca un árbol en tu corazón.
___ ___


La hormiga

No es casi nada,
Pero lo es todo:
El asombro de dios.
Sin embargo,
Sus movimientos,
Su apego a la vida,
Su afán del camino
Y sus ojos,
Son los espejos del poema.
____ ___

La imagen es hermosa,
La luna iluminada,
Esplendorosa,
Y el ave atravesándola.
No falta nada.
Solo el crítico, fingiendo que duerme.
____ ___

No es mío,
Pero tampoco es tuyo,
Es de los dos,
Y es el primer pensamiento
Y el primer rostro
En la primera espabilada de la mañana.
¬¬¬____ ____

El hambre es el martillo
Que martiriza el cuerpo,
Pero el poema
En su locura de mundo
Olvida muy pronto la tortura
____ ____

El relincho del caballo
En el límite de la noche
Me lleva de regreso a la infancia
E invade mis fantasmas,
Ocultos en la telaraña de los recuerdos,
Que emergen en la figura del miedo
Y en las rondas de la abuela Juana.
Entonces sé
Que el jinete sin cabeza viene sin remedio por mí.
______ ___

Creemos que es la vida,
Pero es la muerte
La que le da sentido al aleteo podrido del vivir,
O a este afán doloroso de nadar sin agua.
¿Ya observaron cuánta multitud acompaña al difunto?
____ _____ ____

Dios se equivocó de nombre
O de espejo.
Es lo mismo.
El olvido
Dio lugar a los reemplazos.
____ _____ ____

Mi locura
Amarte cualquier día
Y a toda hora
Mientras el mundo descansa de esta y otra guerra.
_____ _____

El poeta intenta
Ocupar un lugar
Encima del más bravo corcel,
Nadie sabe
La suerte que corre el poema en la carrera.
____ ____ __

Espiritualidad
Perderme dulcemente
En tus pirineos,
Olvidar mi destino
Y quedarme para siempre en tus piernas.
_____ ____ ___

Basta con nombrar el infinito
Para saber
Que mis pies
Están cada día
Más cerca de mi cuerpo.
____ ___ ___

Metamorfosis
La gota cae y el vacío observa el movimiento, o el espacio mudo que respira, mientras abajo la superficie, entre la prisa del agua que se precipita y la línea que espera, sin desesperarse, abre sus fauces de medio día para el regreso de la tranquilidad del mundo invisible.
____ ____ ____

Y algunos vienen
Al acto terrible de la defecación,
A sus comillas diarias,
Y otros hacen posible la belleza
Entre la jauría del dolor y la guerra
Y la escritura del poema.
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En el fondo tú también
eres pájaro
Atraviesas distancias
Imaginas otros mundos
Y vuelas debajo de las piedras.
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El cuervo
El asesino no dudaba cómo hacer
Para sacarle los ojos al cuervo,
Tal vez porque verlo saltar de alegría
Le recordaba que la visión
No cuenta en la técnica del salto libre.
______ _____

Destino
Cuántas veces la vi pasar
Y luego venir
Montada en su caballito de acero,
A ella y a mil almas más por la vía,
Pero la muerte se tenía que lucir a sus anchas
Como si fuera la primera vez
¿Quería probar mi resistencia?
Martina fue el primer barco que no me llevó a su destino
Y con ella se fue mi lucha y mi guitarra,
Devoradas por el hambre del mar.
¬¬¬¬¬______


El instante
Por qué quejarse
Si lo que hacemos todos los días
Es lo que le saca brillo al instante.
Con razón los ángeles
Le hacen el coro a los poetas,
Ellos saben muy bien
Lo difícil que es cruzar a nado y a vértigo
La soledad del río de los hombres.
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Las palabras
Ella es puta
Yo apenas un aprendiz de incendios
Ella vuela
Yo juego con su cuerpo
Ella me provoca
Yo no puedo esquivar mis instintos
Al fin nos encontramos.
Así no más nacen los poemas.
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Ella es puta
Yo apenas un imberbe imbécil
Que quiere sexo.
Yo, en el ritual inicial de los bólidos,
Besándole los pies a la muerte.
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Extraño
No te extrañes si te amo.
Los seres humanos somos así,
Amamos a un perro,
A un hijo,
Cuidamos una escuela,
Pero somos asesinos.

LA DICTADURA DE LA TELEVISION



¿Es inocente la televisión en este tiempo histórico? ¿Sobre todo, en el tránsito de la era uribista a la era santista? ¿En estos últimos 50 años qué tan inocente ha sido la televisión colombiana? Que uno recuerde, los dueños de los canales siempre han tomado partido; es decir, han sido gobiernistas, unos en unos grados más obsecuentes que los otros, pero partidistas.

No sólo son las dictaduras, como lo confiesa el escritor, premio Nobel, Imre Kertész, en Dossier K, del Círculo de lectores, las que necesitan la risa, las piezas ligeras y apolíticas, un estado de ánimo “de paz”; también ciertos sistemas políticos que no son dictaduras ni democracias como el nuestro, necesitan de estos estados ligeros del alma para introducir estados “de paz” nacionales y artificiales, pero a través del resorte mágico de la imagen televisiva.


Se introducen en nuestras casas para hacernos reír y proporcionarnos alegría y “paz”; sin embargo, nos están robando el tiempo, nos están alienando porque nos están alejando cada vez más del centro de lo que somos, nos están quitando tiempo de conversaciones con los amigos y familiares, tiempos de lectura no sólo con los libros, sino tiempos de lectura con la vida, y no solo es la cultura aludida por el columnista Oscar Montes en El Heraldo, que tan poco les importa políticamente a las programadoras y quizá tan poco a los libretistas. La idea es que nos olvidemos de nosotros mismos y de lo que nos pasa como Estado, y no sólo es Chepe Fortuna, o Los caballeros las prefieren brutas, es el rosario de telebobelas que paralizan la mente y el espíritu del país, en esa suerte de educación sentimental nacional, que ha terminado no solo embruteciendo media nación, porque la gente ha terminado desplazando la realidad nacional por la realidad de las telenovelas, situación sospechosa para cualquier cuerdo siquiatra que atiende en su diván a los que desvarían de tarde en tarde en cada una de las ciudades de las capitales del país.


Los embrollos del gobierno de estos últimos 8 años han sido tan brutales y tan increíbles que ahora las gentes han pasado de la duda al asombro con una rapidez inusitada. Y sólo dicen “¿Y quién lo iba a pensar?” Simplemente porque la caja negra del televisor tenía un poder de credibilidad mayor que el del padre. “Si lo dice, la TV - escuché una vez - es verdad, señor. Tiene que creer.” Y así funciona el sistema, la cajita negra fue hecha para atontar el mundo, para ocultar sus dolores, para hacerle trampas a la gente, para decir mentiras a medias, para confundir la verdad. RCN es un ejemplo de esta perversión, elevada al cuadrado. “Chepe fortuna”, es una caricatura de lo que somos, igual los noticieros. Sí seremos capaces de hacer lo que hizo un escritor argentino, que comprendiendo lo dañina de la TV para la cultura argentina, mandó como proyectiles desde el cuarto piso a la calle, los dos televisores que tenía en la casa?


O quizá ya no somos nosotros, porque somos parte de ese movimiento adolescente, descrito en la película La ola, que requiere un titiritero mayor que nos dirija y nos aquiete el espíritu porque nosotros estamos perdidos, muertos, sin proyectos de vida y por lo tanto, necesitados de un autócrata (la TV) que nos guie y nos dirija la vida sin los peligros del individualismos y la libertad del anarquista infantil que nos habita. “Chepe Fortuna” es el personaje de ficción que cumple estrictamente con la función del titiritero mayor. Como dice Kertész, las dictaduras necesitan la risa, las piezas ligeras y apolíticas, un estado de ánimo “de paz” para sobrevivir sin mayores riesgos.

martes, 24 de agosto de 2010

Poetas en la ruta, en la ruta del oriente



“En todo el mundo los eventos literarios dan testimonio del nivel cultural
que van alcanzando las ciudades.” William Ospina

Los poetas siempre van a necesitar de los lectores, o del público, en el caso de los recitales o de las lecturas poéticas. Es decir, los poetas no están nunca solos. Y si se recurre a la memoria oral o la memoria histórica: Homero, los rapsodas y los trovadores provenzales, o a los actos contemporáneos de masas, por ejemplo, el festival mundial de poesía de Medellín, o el de Trois Rivieres, en Quebec, o los festivales de Chile o Argentina, las vivencias humanas testifican la convivencia de la poesía y los lectores, la convivencia del poeta y el público.

Sin embargo, no es solo la necesidad que siente el poeta del lector o del público; es también la necesidad que sienten los lectores y el público del poeta y la poesía, de la que se nutre la cultura humana, porque del nivel de ésta última va a depender la calidad del ciudadano que se relaciona todos los días con su familia y vecinos y además la manera cómo lo hace, su forma de ser, el poder de su inteligencia para contribuir a mejorar su mundo y el mundo, el número de bibliotecas públicas y privadas que hay en el entorno, la selección de los gobernantes, la sensibilidad social y la capacidad de decidir entre la suerte de un insecto burocratizado y la vida de su comunidad.


Las ciudades tienen en este sentido, sus sellos o características por las que son reconocidas; algunas son comerciales, otras son industriales, otras culturales, como Bogotá, y otras son simples vivideros de almas; empero, todas apuntan a constituirse en ciudades culturales, donde el arte y los artistas, los libros, los poetas, los novelistas, los festivales, los recitales, los teatreros, etc., tengan un lugar especial en la rutina de la ciudad.


Nosotros acabamos de realizar el 15 de agosto en Santo Tomás el evento “Poetas en la ruta, en la ruta del Oriente,” en el auditorio de Cootransoriente, precisamente buscando fortificar el perfil tan anhelado de ciudad cultural de Santo Tomás. Y lo más asombroso de todo esto no solo fue la celebración de la fiesta de la palabra, fue lo que al final comentaron desde sus propias esquinas los profesores Pedro Fontalvo Ojeda y Edgardo Pertúz, que muchos de los asistentes hubieran decidido ante tanta tentación mundana del domingo, el deleite del verbo y la poesía.


Escribí decidir, un verbo adulto que frontalmente tiene sus costos en la libertad pero también en el goce y la felicidad humana. Los que decidieron este domingo compartir con todos los que llenaron el auditorio de Cootransoriente, lo hicieron sabiendo o intuyendo que desde los tiempos de Píndaro los hombres son felices con los cantos, con la recitación o con la lectura de poesía, porque hay en estos actos humanos una conexión misteriosa con la más profundad humanidad, con aquella que nos aleja de la temida rancia animalidad. Desde el fuego, que nos congregaba como especie y hasta estos elementos nuevos de la luz de las farolas de las edificaciones modernas, y alrededor de la cual nos reunimos, seguimos comportándonos como siempre lo hemos hecho, en actitud sacra ante el misterio poético. Afortunadamente todavía conservamos el espíritu humano, aquel que se fracturó en los campos de concentración de los nazis o en la barbarie nuestra de las moto sierras y las fosas comunes de los paramilitares.


La queja del poeta Santiago de Alba de Juan de Acosta, en el sentido que este municipio poco a poco se ha ido muriendo culturalmente, radiografió la vida cultural del departamento del Atlántico, y nosotros, los tomasinos, no somos la excepción, a pesar de las espabiladas culturales que brindamos de vez en cuando a un público hecho a pulso por las manos privados y no por las manos gubernativas como debe ocurrir políticamente.


De cualquier manera, el evento fue un absoluto éxito; felicitaciones para sus organizadores, entre ellos al poeta Tito Mejía Sarmiento, el pilar de este acontecimiento, y agradecimientos a los poetas y poetisas que hicieron posible el evento; a Nolasco Conrado Cúdriz por su gratuidad y portentosa colaboración y por supuesto, a todos los asistentes. APLAUSOS para todos.

El turno le corresponde ahora a Juan de Acosta, y de los amigos poetas de esa legión de almas puras, de quienes esperamos pacientemente la invitación.

domingo, 1 de agosto de 2010

AGOSTO


Uno oye hablar de la guerra y esta nominación terrible de la realidad, políticamente humana, la observamos tan lejana, que nos parece increíble que esté diseminada en nuestra vida íntima, o familiar, o laboral, porque simplemente en estos espacios comunes de nuestras relaciones humanos, no hacemos uso de las armas convencionales de los actores armados de la guerra y sin embargo, hay elementos y factores tensionantes de aquellas atrocidades que sin saberlo y sin quererlo los introducimos en estos espacios apacibles y cálidos (deber ser) de la convivencia diaria.
En la guerra nadie convive. En la familia, o en el trabajo, se convive, se intenta llevar una vida común. Aquí la pregunta clave es esta: ¿qué clase de ser soy yo y que parte de este ser comparto con el otro?

Eso es lo que uno cree. Era la voz de Tabares, quien con el sabor del café en sus labios, me miraba con la mayor de las incredulidades. Todavía a tu edad no conoces al hombre, me dijo. Es la mayor de las bestias y es el que menos le interesan los aprendizajes comunes, los pequeños, los que pueden salvar a la especie, los que tienen que ver con su territorialidad y su felicidad.

Lo estuve observando por largo rato, mientras mi viejo cerebro de hombre cavernario y moderno, asimilaba su escepticismo.

Estoy de acuerdo, le dije, el hombres hasta hoy es un ser de guerra, un guerrero de verdad, pero la guerra tiene sus momentos históricos, sus actores y no todos los espacios geográficos son áreas para hacer la guerra; ni la familia ni la empresa son extensiones de aquellos mundos atroces, sin reglas ni límites para matar ni amedrentar .


Hubo un silencio infinito entre los dos, y me acordé de mi hermana, menor, Angélica, que ante estos estados inspirados de la naturaleza aludía al paso de la virgen María. Una luciérnaga pasó con su luz alegrando el paso de la tarde a lo oscuridad eterna y Tabares, exhalando el último tiro del cigarrillo, lo dejó caer y lo aplastó con la punta del zapato derecho, como si éste fuera un cucaracha asquerosa de ultratumba.

La violencia, me dijo Tabares, está enredada en el tronco de la biología y la cultura humana.

Eso es posible, le contesté, pero eso no quiere decir, que sea descontrolada y no sea arbitraria. y no entiendo, porque en espacios tan reducidos como los laborales, o los familiares, donde nos vemos todos los días, conversamos, intercambiamos cosas, terminemos siendo unos extraños. Nos dejamos de hablar, por ejemplo, o introducimos técnicas de silencios o sabotajes que ponen en peligro todo. En el caso de la empresa ¿Qué es lo que traemos del medio familiar que no se ajustan a la entidad? ¿Qué heredamos de la familia, qué nos perturba y no nos hemos dado cuenta? ¿Dónde se iniciaron los desajustes y por qué no sé han corregido? ¿Qué nos pasó en el paso de la niñez a la adultez joven?

Tabares, se levantó de la mesita de la cafetería y lanzó la tapa de la botella por los aires, pensando seguramente en una mariposa multicolor. Regresó a su lugar de origen, lo ocupó, cruzó las piernas como lo hacen los abuelos, y abrió su bocaza: Mira Pedro, no sé en qué momento el mundo adulto jodió al niño, lo transformó en adulto, tanto, que hizo al niño olvidarse de sí mismo. Entonces, el niño empezó a soñar con ser adulto, aunque el adulto ahora quiera ser niño otra vez. El asunto es que no hemos aprendido la hermosa lección del niño; es decir, no hemos aprendido a no odiar, a no acumular rencores ni resentimientos, a perdonar con la mayor de las inocencias.
Tabares, le dije, mirándolo de frente al rostro, esa es una lección para sacarla de los viejos afectos de la memoria escondida de los seres humanos y afortunadamente no está perdida todavía. Hay que hacer el grande esfuerzo de abrirle en nuestra memoria adulta, un espacio a esa memoria infantil para poder seguir el juego del equilibrio de la ecología de los pelaos, que es el de la armonía positiva de los cuerpos y el alma, lo energético, continuar a pesar de todo intentando armonizar la existencia para continuar la vida sin odiarnos a pesar del conflicto.

El alma infantil es una mina de sabiduría, hay que volver a sus encantos, hay también que cuidarla para que el espejo no se empañe. Tabares pidió otro tinto, doble, y se fue, yo me quedé solo en todo el centro de la plaza; la ciudad la sentí agotada, no vi estrellas porque las ocultaba una masa de vapores densa interpuestas entre lo que uno llama cielo y la visión humana, así terminé esta conversación o estos trozos de conversa entre un hombre que se pierde y aparece (Tabares) y otro que lo busca para simplemente hablar, buscarle fondo, color al dolor, ¡ay¡ cómo duele no saber y cómo duele intentar columbrar el conocimiento, exprimir, exigir, ensayar …

sábado, 24 de julio de 2010

LA PELICULA



“La vida es una cinta, una película,” me comentaba el tipo, un sujeto interesante que esperaba en la esquina algo, mientras yo también esperaba a alguien. Ambos estábamos a la espera de algo como ocurre siempre. La vida de uno trascurre en el tiempo eterno de la espera. “El guión colombiano, me dijo el sujeto, es infinito, circular. Todos los días veo los noticieros, busco la mejor poltrona de la casa y me imagino en una sala de cine. Es la mejor manera de ser un espectador de nuestro mundo, sino fuera así, sería aburridor este ejercicio de escudriñar la realidad nacional a través de la ficción de la televisión. Esta cinta es muy buena porque es por capítulos y en todos ellos hay muertos y heridos, de cualquier bando, y con el aliciente de que los peores actores de la película, los políticos, se meten en unos líos, que al final terminan en prisión. Como ahora, no los vio. Hay más de dos docenas de ellos esperando sentencias por parapolítica. Este capítulo que no termina todavía es mejor que el “ocho mil.” Es como esa película de detectives, donde el suspenso, la intriga y la tensión matan al espectador. Uno intenta adelantarse al autor del guión y empieza a caer en su juego, porque empiezan las adivinanzas: este es el asesino, este otro no, aquel si, en fin, este es el cuidapalos de Alcapone, aquel el matón, etc. Y uno espera el final de la película para comprobar si su instinto cinematográfico funciona. Como en la cinta “La vida de David Gale,” (“The life of David Gale”) donde el autor del guión nos da un nocaut espectacular.” La espera del tipo del que les hablo, tenía rostro de desespero, apenas llevaba quince minutos y ya había desparecido de su boca cinco cigarrillos de marca extranjera. Alguien lo saludó, le dio la mano y le deseó un poco de suerte y al final, “Cuídate mucho.” En que guión del mundo, me pregunto yo, quién o quiénes me colocaron ahí para llenar esta página y alquilar supuestamente un lector que no sé si logrará leer este texto. El tipo era un convencido de su truculencia y casi logró convencerme con sus argumentos, si no es porque la persona que esperaba, se presentó en el instante en el que el hombre amenazaba colarle banderillas a su faena. Con sonrisa de literato, sólo alcanzó a decir adiós. “Adiós,” le dije.