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ME LLAMO PEDRO CONRADO CUDRIZ y Mis complacencias por la gratuidad del gesto que te permite acceder a mi blog. Bienvenido a mi mundo espiritual y a esta suerte de salvamento existencial, que es una extensión de mi alma vertida en libros, Cd, y opiniones periodísticas semanales.

viernes, 26 de noviembre de 2010

Un experimento sociológico


Hace días me ocurrió algo en el trabajo que me afectó mi estado anímico, pero luego pasó a formar parte del banco del olvido, hasta hoy que leo la nota en El tiempo de Paulo Coelho, “Una historia real,” y aquella experiencia que creía olvidada y superada regresa otra vez, pero de otra manera a mi memoria.

Comienzo por la historia de Coelho, quien relata que el violinista Joshua Bell, empleando un Stradivarius, violín valorado en más de tres millones de dólares, interpreta en la estación del metro de Washington, las piezas más difíciles de Bach para tal instrumento. El ensayo lo hace en una hora pico de la mañana, mientras todo el mundo se dirige al trabajo; solo una mujer fue capaz de prestarle atención y de deleitarse con su música; el resto, preocupados por el trabajo, se desconectaron de la interpretación callejera.

Es muy difícil ensayar que a más de una persona no le guste la música clásica, pero se colige que la atención estaba concentrada en el tiempo laboral; lo increíble es la renuncia voluntaria al disfrute transitorio del arte, mientras vamos al trabajo. No es el vacío que da origen a la ruptura entre la vida interior y la vida exterior; es decir, la incapacidad de hacer tránsito desde lo profundo del ser para poder leer la externalidad del mundo. No. Es la renuncia vomitiva para dejar de disfrutar la existencia, lo plural, la riqueza múltiple del vivir, acumulado en lo diverso de ambos ojos.

Relato mi historia. Aquel día quería compartir una acción-arte (arte conceptual) con una de mis amigas más queridas y terminé arrastrando a otra compañera de labores; el ejercicio estaba montado en PowerPoint. El titulo de la obra era Violación y requería de una o varias modelos desnudas para escribirles en sus cuerpos cinco sentencias: Mi cuerpo desea, pero es mi cuerpo. La violación es un acto de amor. Mi cuerpo no es mi conquista. La vagina es la culpable. El único responsable, es el pene. Fue imposible compartir la acción porque los intereses estaban dispersos entre los del trabajo y otras cosas particulares, alejadas del arte. ¿Qué es lo que ha ocurrido en la vida de la gente común que se ha fracturado su sensibilidad artística? ¿Qué clase de resorte se rompió que desconectó la vida interior de la vida externa? ¿Cuánto vacío acumulado en la vida interior, que la experiencia mundana no ayuda a resolver? ¿Por qué nos cuesta leer desde lo artístico la vida ordinaria? ¿Por qué renunciamos a la belleza de la vida? ¿Cuánta belleza del mundo desperdiciamos por las renuncias gratis de nosotros?

Hoy la lectura que hago de aquella experiencia, es de limitación, autolimitación, aprendizaje terrible de un ejercicio repetido infinitamente hasta el extrañamiento, o embrutecimiento de la mente por el trabajo, por el patrono, que no quiere que no pensemos en otro cosa distinta que el trabajo, y por nosotros, que no somos capaces de rebelarnos. Nadie sabe lo que esconde el cerebro, pero como en la película “Qué tienes debajo del sombrero,” ya va siendo hora de empezar a trabajar o preparar la mente para el arte.

1 comentario:

  1. como se puede dar cuenta señor pedro conrado, la vida se ha convertido en una red de enriqueciemiento del placer de la mente ya nadie disfruta de una buena música clásica a menos que esté enredada en un sinfín de oraciones sin sentido que muchas veces sin darnos cuenta que son realmente burdas las repetimos como pequeños loros entrenados, así tambien es la mente humana, todos adoran entrar en una página que cuenta historias realmente crueles, se mueven a ayudar cuando ven la foto de los jovenes muertos en la calle pero cuando ven las imagenes de la gente sufriendo prefieren esperar como usted dice a la única cosa que esperamos todos a travez del tiempo pacientemente, a la única cosa que no le contamos el tiempo, la muerte, por eso le doy toda la razón, es usted un hombre muy culto, y pues una gran desepción el saber que tan pocas personas disfrutan leer de una buena poesía o disfrutar de unos buenos poemas leídos, por cierto muy bueno su Cd de poemas, personalmente solamente pienso que le hace falta algo, y es la música, la música acompañada de poesía logra remover cualquier corazón, una obra de bach o del maestro mozart que acompañe lamentos, tristesas y por qué no una buena historia de padre e hijo como lo logro captar en la historia de quel hombre que estuvo en la guerra, nuevamente mis mas gratas felicitaciones, y estare pendiente de próximas publicaciones... att: Paola Eljaik hija de Mónica Gómez

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