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ME LLAMO PEDRO CONRADO CUDRIZ y Mis complacencias por la gratuidad del gesto que te permite acceder a mi blog. Bienvenido a mi mundo espiritual y a esta suerte de salvamento existencial, que es una extensión de mi alma vertida en libros, Cd, y opiniones periodísticas semanales.

sábado, 11 de septiembre de 2010

Poesía






La canícula

Como si alguien hubiera incendiado el mundo,
el calor desmedrado y eufórico baja hasta las faldas de la ciudad
y como siempre resbala por las piernas de la amada.

II

No es sólo el calor y el tiempo climático,
son los espejos del sol prolongados en las ventanas y en la vida de los gatos,
gusanillos del alma ardiendo en las calles tercas del barrio.

III
Alguien intenta otra vez guarecerse en la copa de un paraguas,
mientras el rey sol, emplumado se cuela otra vez entre las rendijas
que deja el descuidado mundo del paraguas.

IV
Una gota de sudor moja un pezón dibujado en una hoja
de un libro abandonado en unos brazos fortuitos.
Quizá el calor adivinó el deseo de leer de alguien bajo la canícula.

V
El calor en apariencia agota el vivir, lo fatiga. Posiblemente lo humedece.
De aquí brota la vida, el abrazo, el amor, la comunión de los cuerpos. Bajo el sol
se cumple el ritual de los resucitados.

VI
El calor nos embriaga y nos ensopa el cuerpo, del que tu bebes solicita, hasta perder los sentidos. No respiras pero estas vivas. El calor nos aproxima, estamos más cerca.

VII
No hay final. Pronto vendrá la lluvia y otra vez el calor y esta sensación de volver a estar donde estuve, enloquece. Los amantes lo saben mejor que todos nosotros, ellos regresan al calor de los cuerpos amándose sin las reservas del reloj.

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