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ME LLAMO PEDRO CONRADO CUDRIZ y Mis complacencias por la gratuidad del gesto que te permite acceder a mi blog. Bienvenido a mi mundo espiritual y a esta suerte de salvamento existencial, que es una extensión de mi alma vertida en libros, Cd, y opiniones periodísticas semanales.

martes, 21 de septiembre de 2010

Los objetadores de conciencia del servicio militar



En buena hora la Corte Constiticional reconoció el valor de los objetadores de conciencia cuando se trata de prestar el servicio militar obligatorio en Colombia. Ese reconocimiento relieva el poder civil del individuo frente al poder de un estado decimonónico que se ha creído dueño y señor de la vida y los bienes de todos los ciudadanos; en el fondo, es el reconocimiento a la libertad de conciencia individual, todavía postrada y esclavizada a los poderes de la burocracia y la institucionalidad nacional.


Los que todavía viven bajo el manto inducido del miedo y no bajo las alas de la libertad de occidente, temen el desbarajuste de lo que ellos han aprendido a identificar como patria (el escudo y la bandera); sin embargo, la patria, y la nombro con cautela, por fortuna ha logrado ella sola, es decir, con todos nosotros dentro, superar esos simbolismos peligrosamente abstractos, hasta permitirnos vivir en lo posible sin las tiranías clásicas y con la mayor de las dignidades en algunos casos. Entonces, todos los hombres, con esfuerzo y lucha, han tenido la delicadeza y la valentía de salir a servirle voluntariamente a la nación.


Y en este país de hombre voluntarios y rebeldes, que no actúan como esclavos, existe la posibilidad de servirle al país de otras formas: alfabetizando a los que no saben, o haciendo ecología o trabajo comunitario, o ayudando a un grupo de ancianos a sobrevivir en medio del dolor de su pobreza. Son variadas las maneras de contribuir a reconstruir el tejido social de Colombia, pero no exclusivamente con el uso de las armas o en el tinglado de la guerra.


Extraño que los objetadores de conciencia se omitan entre las exenciones para prestar el servicio militar, pero por otro lado exista la vergonzoza costumbre de comprar y vender la libreta militar en Colombia. Nadie entiende esta clase de lógica, menos el cerebro inocente de quien escribe estas notas, porque de esta terrible costumbre se deriva la existencia de dos tipos de colombianos, unos de primera y otros de segunda, y algo todavía peor, los desposeídos no irán al cielo sino a la guerra, y los ricos al paraíso.


Creo que todas las generaciones desde 1810, vienen escuchando el discurso de la libertad e incluso para no ir más allá de los misterios de la independencia, en la controvertida telenovela la Pola de RCN uno sigue escuchano remanentes de esta ideología revolucionaria y sin embargo, se pretende que todo siga igual como en 1810. Lo increíble es que este país ha madurado a los trancazos, pero los que gobiernan nos creen todavía unos adultos infantiles. ¡La objeción de conciencia es madurez democrática, maestro¡

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