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ME LLAMO PEDRO CONRADO CUDRIZ y Mis complacencias por la gratuidad del gesto que te permite acceder a mi blog. Bienvenido a mi mundo espiritual y a esta suerte de salvamento existencial, que es una extensión de mi alma vertida en libros, Cd, y opiniones periodísticas semanales.

domingo, 17 de octubre de 2010

EL VOTO A LOS 16 AÑOS


La concepción política de ciudadanía no se puede pensar desde la óptica simplista del sufragio, porque descartaríamos procesos de aprendizajes culturales y de formación ciudadana interesantes para las sociedad. No todos los que tienen cédula ejercen eficaz ni democráticamente el voto. Sufragar en Colombia no es tan importante, aunque los medios de masas y los políticos nos quieran hacer creer todo lo contrario. Por supuesto, que hay una minoría de colombianos que van a las urnas pensando seriamente en elegir a los mejores. Pero esto es excepcional y extraordinario en un país de sordos, ciegos y extrañas.

¿La pretensión es simplemente el sufragio? Los adolescentes, los que están entre los 15 y 16 años todavía se comportan como niños, porque sus cerebros son muy emocionales; además, los resultados de las pruebas de calidad en el sistema, aportadas por el ministerio de educación, a nivel nacional e internacional, son desastrosas: problemas de lecto-escritura y matemáticas. ¿Qué leen los pelaos? ¿Cuántos libros al año? El concepto de ciudadanía se construye día a día, pero requiere de interlocutores lucidos, tiempos de ocios creativos, lecturas de todos los tipos, discusiones al aire libre sin las limitaciones de las ideologías y pertenecer a una o varias organizaciones de bases, o comunales o de otro tipo. No es fácil participar en un país, donde ni siquiera los que viven en condominios deciden en las reuniones administrativas. Y los pelaos no participan de nada, y no leen, y para sufragar o participar (decidir) de la vida nacional, regional o local, es pertinente estar informado. Si no estás mínimamente informado, te convierten en otro borrego más del sistema.
Lo extraño de estas pretensiones de los políticos del voto a los 16 años, es que también coinciden con la intención de elevarles las penas a los menores de 18 años, mientras a los adultos, presuntamente frontales y maduros, responsables de delitos atroces, o delitos cometidos en estado de embriaguez, el sistema de justicia colombiano los trata con manos de seda. ¿Dónde está la coherencia o la incoherencia?

Este es un país gobernado en todas las esferas de la vida nacional por ciudadanos adultos, que se comportan como adolescentes en plenas crisis de vida existencial, para que ahora quieran imponer la mayoría de edad a los 16 años, cuando a esta edad apenas los pelaos medianamente saben quiénes son pero quisieran saber para qué vinieron al mundo. Todavía andan haciendo las preguntas eternas de la edad y sin las respuestas verídicas del vivir, caminan por el mundo ensayando respuestas tímidas que no los conducen a ningún puerto seguro. Creo que no es la cantidad, sino la calidad del sufragio la que definitivamente va a transformar este país. Hagamos el esfuerzo descomunal para profundizar la “democracia colombiana” y de paso ayudar para que todos los colombianos se sientan incluidos y decididos a sufragar por los mejores candidatos, sin pensar en ventajas y dádivas. (Este mismo artículo, y otros, también lo puedes leer en soyperiodista.com de El Espectador)

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