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ME LLAMO PEDRO CONRADO CUDRIZ y Mis complacencias por la gratuidad del gesto que te permite acceder a mi blog. Bienvenido a mi mundo espiritual y a esta suerte de salvamento existencial, que es una extensión de mi alma vertida en libros, Cd, y opiniones periodísticas semanales.

domingo, 26 de diciembre de 2010

EL PAPA NOEL COMERCIAL






La presencia de Papá Noel en el Centro Comercial, mientras los papás hacen las compras de los juguetes a sus hijos, mata la entrega de la donación o la relación afectiva que se establece entre el niño y su progenitor, porque la imagen romántica del Niño Dios y la gratuidad de los regalos se corrompe en la compra de la ola comercial de la navidad. El invento del Niño Dios resultó inmanejable en la era de la cultura del consumo global, que ha perturbado todas las relaciones, incluyendo las familiares.

El problema es porque confundimos las relaciones humanas sociales con las relaciones de mercado, marcadas por las leyes del dinero. En las relaciones sociales, priman otros factores distintos a los del mercado. Los genéticos, los familiares, la crianza, entre otros.
La mentalidad de los niños de hoy es diferente a la mentalidad de los infantes de los años sesenta, lo que quiere decir, que por estar bajo la influencia temprana de la tecnología masiva (televisión, internet, teléfono móvil) la evolución de su cerebro es superior en varios años al cerebro de los que nacimos en los años cincuenta. Por lo tanto, estos niños han perdido la inocencia de la edad y son difíciles de “manipular” con ideas míticas como la del Niño Dios. Su evolución y desarrollo afectivo tiene que ser coherente con propuestas más humanísticas y menos comerciales o más prácticas.

Algunos dirán que la compra de los juguetes es como la compra de la ropa, detrás de la que hay cosas claras, sin descartar la carga de los afectos y los sacrificios en el reparto de las sumas de dineros por hijos; otros dirán que estamos hablando del espíritu de la navidad y de la necesidad de preservarla, para lo cual hay que hacer los esfuerzos justos para no perder la costumbre.
Creo que estamos cruzando una línea delgada entre el pasado y el futuro, en el que la vida comercial será una especie de templo religioso que validará a Papá Noel como el nuevo Niño Dios de los infantes para la entrega de los regalos.

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