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ME LLAMO PEDRO CONRADO CUDRIZ y Mis complacencias por la gratuidad del gesto que te permite acceder a mi blog. Bienvenido a mi mundo espiritual y a esta suerte de salvamento existencial, que es una extensión de mi alma vertida en libros, Cd, y opiniones periodísticas semanales.

domingo, 7 de marzo de 2010

LA NADA



No sé si soy un individuo o una persona, o ambas cantidades y calidades a la vez, o una cosa cuando me conviene u otra cuando no me conviene. De este enjambre de cosas y confusiones he llegado a un acuerdo conmigo mismo, no soy nada. Nada, que es como decir no existo. Bueno, creo que no porque la nada es diferente a lo inexistente. Lo que no existe no existe, por ejemplo Dios, que es metafísica pura; la nada en cambio, es una construcción filosófica de un problema de identidad serio. Cuando digo después de un serio debate íntimo y filosófico, que no soy nada, estoy diciendo algo así como que existo pero mis esfuerzos han sido inútiles para alcanzar algún resultado plausible y concreto como ser humano. Y usted que me conoce dirá: “existe en la materialidad de la carne, pero su existencia es irrelevante en el mundo del espíritu.” Decir que Dios existe es una locura de la fe humana, traspuesta o trasferida en una potencia volátil, un acto mágico en el cual el hombre pierde sustancia y el ente mágico gana poder. Surgir de la nada en cambio, plantea filosóficamente hablando, una revisión a fondo de las mil maneras como llevamos nuestras vidas, en este caso, la mía, que necesita de nuevas búsquedas y nuevos proyectos para alcanzar el límite que cruce los mojones fronterizos de la nada. La nada siempre ha sido un faro de todos los tiempos, arena movediza donde a nadie le gustaría acampar; sin embargo, es un campo de atracción donde las cruces de la muerte están sembradas en varias direcciones. Eso de que la nada es profunda, provocativa y practicante, no es un descubrimiento nuevo, siempre al hombre lo ha atraído esta belleza marina, esta duermevela. Y aquí estoy convencido de algo: la humanidad toda ha luchado toda la vida contra la crema de este helado apetitoso. “El progreso que hoy disfrutamos a media los latinoamericanos – recuerdo que me dijo en cierta ocasión Arquímedes Gasualdo, un filósofo del patio - es el producto de esta lucha tenaz. La nada gravitando entre nosotros como un polo de atracción poderosa entre lo bueno y lo inútil. Y esta lucha es infinita, se vuelve infinita en la medida en que la vida del hombre, la historia, es cíclica.” Y Arquímedes se calló para siempre. Desde esos tiempos de mi memoria no lo he vuelto a ver. ¿Se habrá muerto, convertido en el polvo de la nada, en el que al fin y al cabo nos convertiremos todos?

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