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ME LLAMO PEDRO CONRADO CUDRIZ y Mis complacencias por la gratuidad del gesto que te permite acceder a mi blog. Bienvenido a mi mundo espiritual y a esta suerte de salvamento existencial, que es una extensión de mi alma vertida en libros, Cd, y opiniones periodísticas semanales.

sábado, 20 de marzo de 2010

LA SUMA



“Sólo falta que mi marido agarre sus maletas y se vaya para esos viajes sin regreso que según las estadísticas realizan los hombres ahora con mayor audacia. Las estadísticas no mienten y si mienten no pasa nada. El cuento es que ni mis hijos pueden llenar este vacío de mujer solitaria. No soy de esas mujeres que se casaron para llenar los huecos de la vida, todo lo contrario, me casé para dejar de volar. El caso es que soy una mujer bañada por las aguas de una soledad sin par. Mi marido tiene cinco amantes escondidas en su corazón de marinero incorregible, con él sólo cuento para contar los polvos y escucharlo hablar convencido de su potencia bonaerense, goleadora, cuento que le permito para no agraviarle su egolatría falsa de macho cabrío. Buena gente que soy yo. A veces las apariencias son mejores que la misma realidad. Y a mis hijos, bueno, los quiero mucho pero hasta ahí, porque hay una parte de mí que no puede llenar nadie, solo yo, que debo nadar aguas profundas para poder conocer los secretos azules de mi ser. Mis recuerdos llegan hasta la escuela de primaria, cuando apenas comenzaba a comprender la adición. El ejemplo clásico del 1+1=2 siempre me mató. Nunca pude comprender, y aún sigo sin entender, la sumatoria de estas soledades porque observar la soledad del 1 antes que tocara la puerta del otro 1, me mataba. Era una soledad activa porque nos llamaba la atención ver al 1 ahí solito, esperando no sé que amante, no sé que amor, o apreciarlo rebelde y diciéndole al mundo: “Aquí estoy yo solo y arbitrario.” El problema de ese 1 era encontrar otro 1 que le permitiera alcanzar la concordia y la justicia del trabajo en equipo. A mi profesora le era muy fácil colocar el otro 1 y sumar. Para mi mente de niña especial eso no era fácil porque la soledad del otro 1 tenía que ser casi compatible con mi 1, que buscaba acertar con todo los riesgos del vivir la igualdad basada en la diferencia de esos dos 1. Y ahí, mamita linda, la profesora no sabía nada de nada, ella sólo sabía de la mecánica de la suma. Si ella hubiera aplicado la magia del amor a la magia de la suma, otro gallo estuviera cantando. De esto me acuerdo hoy, cuando estoy a punto de hundirme en mí soledad y cuando todos los 1 del mundo necesitan conocer la magia de la adición para poder alborotar nuevamente el amor, y es que sin sumatorias es muy difícil cargar con esta soledad incurable de los seres humanos: el amor.” Detuve la grabación, le di las gracias a la mujer de ojos de mar y me marché a transcribir esto que usted acaba de leer. Adiós.

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