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ME LLAMO PEDRO CONRADO CUDRIZ y Mis complacencias por la gratuidad del gesto que te permite acceder a mi blog. Bienvenido a mi mundo espiritual y a esta suerte de salvamento existencial, que es una extensión de mi alma vertida en libros, Cd, y opiniones periodísticas semanales.

lunes, 12 de abril de 2010

LOS TRUPILLEROS


El trupillo es un árbol que crece en áreas desérticas; sin embargo, una familia del barrio El Carmen en Santo Tomás, Los Carrillo, decidió plantarlo en toda la esquina de su casa, como una manera de establecer alguna diferencia con los vecinos, que sembraban otra clase de árboles. De este árbol surgió el nombre de una generación barrial, denominada “Los trupilleros.”

- No era una pandilla, se defiende Enrique Barandica.
- Creo que no, alcancé a decir, porque todavía no existía la acepción con la que se identifica hoy un estilo delincuencial de los jóvenes marginales de los centros urbanos.
- Aquello era otra cosa, interviene el reconocido juez de Repelón, Milán Carrillo, protagonista también de esta historia.
- Sigo creyendo, les dije, que eran unos rebeldes sin causa, pero conscientes del momento histórico vivido y aún así, sin norte político, simplemente unos gocetes de la existencia, algo vital para la edad.

De aquel tiempo recuerdo algo singular, la desnudez, la expresión del cuerpo como elemento de rebeldía, de ruptura con las concepciones de la decencia de la época y algo más, la postura de unos comportamientos que sólo ocurrían en la ciudad, en el cine, en los grandes centros urbanos del mundo. Desnudarse en aquellos tiempos era una herejía, una ofensa terrible a las “buenas costumbres.”

- Qué otras cosas, hicieron, les pregunté.

Se miraron a los ojos y casi como en coro:

- Cosas terribles, que no vamos a comentar ahora.

Claro, pensé, los grupos como las personas tienen tres vidas, como dijo en alguna ocasión García Márquez: “Una privada, una pública y otra secreta.” Y este grupo como un organismo vivo y humano, no escapaba a esta última. Lo que significó no insistir.

Este año celebraron onomástico y lo hicieron para la celebración de la memoria, porque eran conscientes de que el olvido es una capa de silencio pretenciosa que intenta engañar a los hombres, o sepultar injustamente el pasado. Libaron copas y levantaron las voces de los recuerdos, intentando escapar de las trampas del tiempo. Fue el festín de las nostalgias para recuperar la virilidad del vivir.

Los trupilleros hicieron historia así como en cierto tiempo lo hizo Margarita Senior, quien quemó la alas de la ruralidad imponiendo un estilo de vida urbano para la época, que a los parroquianos les parecía inmoral, y lo que ocurrió simplemente fue que ellos se adelantaron a su época...

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